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<<Cuando emprendas el viaje hacia Ítaca,

desea que tu camino sea largo,

lleno de aventuras, lleno de experiencias.

A los Lestrigones, a los Cíclopes,

al furioso Poseidón no temas,

jamás te los tropezarás por tu camino

si permanece tu pensamiento elevado, si una selecta

emoción invade tu espíritu y tu cuerpo.

A los Lestrigones, a los Cíclopes,

al salvaje Poseidón no encontrarás,

si no los llevas ya dentro de tu alma,

si tu alma no los sitúa ante ti.>>

(...)

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Los viajes son muy personales, subjetivos, y como tales un mismo sitio tiene muchos efectos distintos dependiendo de la persona que lo visita, de lo dulce, salado, soso o amargo que le parece a cada persona al degustarlo, de los atardeceres que paladea habiendo olvidado lo que es la prisa, de la interacción con los habitantes del lugar y la percepción de su idiosincrasia.